A Message from Fr. Edward
Dear brothers and sisters in Christ,
“The people who walked in darkness have seen a great light.” This Sunday we hear again these words of Isaiah from the night of Christmas Eve. Christ is our light. Meditating on him reveals to us what is true, what matters and what doesn’t matter, and what the right next step is.
With that, I want to tell you about the next step for me: this June, I will be transferred from Holy Family Parish. I don’t yet know where I will be assigned next.
It’s not a huge surprise. I knew that, as an associate pastor, my term was for three years, and that I could be moved at the end of that. But I will still be sorry to leave this great community. You have been a tremendous blessing to me. You have helped me to see and to love the face of Christ. You have given me countless examples of trusting in his love, of suffering with grace, and of the beauty of family life with God. Seeing you, serving you for the Lord, and witnessing your love has helped free me up from the darkness of my own plans, my own insecurities, my own ego. In this, the Lord has given me joy.
I look forward to whatever is next, for myself and for the parish. As Psalm 27 says, “the LORD is my light and my salvation; whom should I fear? The LORD is my life’s refuge; of whom should I be afraid?” May the face of Christ always be our light and our salvation. With him, there is nothing to fear.
In Christ,
Fr. Edward
Queridos hermanos y hermanas en Cristo,
“El pueblo que andaba en tinieblas ha visto una gran luz”. Este domingo volvemos a escuchar estas palabras de Isaías de la noche de Nochebuena. Cristo es nuestra luz. Meditar en él nos revela lo que es verdad, lo que importa y lo que no importa, y cuál es el siguiente paso correcto.
Con eso, quiero contarles sobre el próximo paso para mí: este mes de junio, seré transferido de la Parroquia de la Sagrada Familia. Todavía no sé cuál será mi siguiente asignación.
No es una gran sorpresa. Sabía que, como pastor asociado, mi mandato era de tres años, y que podría ser movido al final de ese período. Pero aún así me arrepentiré de dejar esta gran comunidad. Has sido una tremenda bendición para mí. Me han ayudado a ver y amar el rostro de Cristo. Me has dado innumerables ejemplos de confianza en su amor, de sufrimiento con gracia y de la belleza de la vida familiar con Dios. Verte, servirte para el Señor y ser testigo de tu amor me ha ayudado a liberarme de la oscuridad de mis propios planes, mis propias inseguridades, mi propio ego. En esto, el Señor me ha dado alegría.
Espero con ansias lo que sigue, para mí y para la parroquia. Como dice el Salmo 27, “Jehová es mi luz y mi salvación; ¿A quién debo temer? Jehová es el refugio de mi vida; ¿De quién debo tener miedo?” Que el rostro de Cristo sea siempre nuestra luz y nuestra salvación. Con él, no hay nada que temer.
En Cristo,
Padre Eduardo